RAY (Leyenda de Cautín)
A la orilla norte del Lago Calafquén, vivía un cacique que tenía una hija llamada Licán Ray, orgullo de la comunidad por su belleza. Había llegado a los quince años y ya tenía muchos pretendientes. Pero su padre los rechazaba a todos, ya que encontraba pobres, los precios ofrecidos por ella. En esa época bajaban los españoles por el río en busca de plata y oro, construían fuertes cerca de las minas para defenderse si venían los indios a maloquear. Licán Ray, acostumbraba a bañarse todas las mañanas en el lago. Un día la sorprendió un capitán español, cuando ella salía de las aguas; semejaba una aparición brillante y coloreada con los primeros rayos del sol. El español se acercó y la muchacha, asustada, quiso huir, pero él le hizo comprender, con las pocas palabras mapuches que sabía, que no intentaba hacerle daño alguno, sino que había llegado ahí atraído por la belleza del paisaje. Para entenderse mejor, trataron mutuamente de enseñarse sus respectivos idiomas y siguieron viéndose todas las mañanas hasta que se dieron cuenta que estaban enamorados. Mientras tanto, el padre de la joven, ignorante de este idilio, había recibido de un cacique, la promesa de una gran dote por su hija y decidió casarla. Un día le comunicó que su boda se efectuaría en la próxima luna llena. La muchacha fue a reunirse con su enamorado y éste le prometió que esa noche huirían. Licán Ray, le advirtió que si eran descubiertos, les esperaba una muerte horrible a los dos. Pero el amor de los enamorados era más fuerte, que el temor a la muerte y decidieron escapar juntos. A orillas del lago se juntaron al anochecer y en una canoa llegaron muy silenciosamente, a una de las islas que parecía engalanada especialmente para su primera noche de amor. Los canelos brillaban como plata a la luz de la luna y sus flores blancas, se balanceaban tenuemente; al fondo el volcán lanzaba fogonazos, que iluminaban por segundos todos el contorno. Los enamorados estuvieron dos días sin encender fuego, hasta que por el intenso frío, al tercer día, prendieron una fogata. Los mapuches los habían buscado por los bosques vecinos; pero al ver el humo en la isla decidieron ir allá. La pareja, temiendo ser descubierta, se había ido a otra de las islas y así recorrieron las siete islas de Calafquén. La leyenda dice, que desaparecieron por el río y, posiblemente llegaron al mar. En las noches de luna llena, los indígenas, dicen ver una pareja de enamorados que huyen en una canoa.
Publicado por JOSE MIGUEL VEGA FRITZ
EL COPIHUE Y LOS ENAMORADOS
Hay una leyenda que explicaría el origen del copihue rojo y que señala que en los bosques del sur vivió una hermosa niña llamada Rayén, la que estaba enamorada de Maitú, el guerrero más valiente de su clan. Ellos estaban comprometidos en matrimonio.Un día, Maitú partió con los hombres a combatir a orillas del río Toltén. Rayén, como siempre, se subía a la araucaria más alta para ver el regreso de su amado. Pero los hombres demoraron todo un día y solo volvieron a la mañana siguiente, y Maitú no regresó.La joven, destrozada, corrió al bosque a llorar su pena y sus lágrimas se convirtieron en flores de sangre que se colgaron en los árboles altos. Estas le dijeron a Rayén: “Nos diste la vida con tu pena; nosotras, junto al bosque, te daremos alegría. Acuéstate”. Rayén les hizo caso y se tendió en una alfombra roja que salió volando por los cielos al encuentro de Maitú. Desde entonces, florecen los copihues recordando el dolor de la muchacha y la valentía del guerrero que luchó hasta morir.
Publicado por: STEFANY SOTO
ALHUE.
Entre los mapuches, alma, fantasma o espectro de los muertos, que permanece junto a ellos hasta su total disolución. Según Aída Kurteff los misioneros que acompañaron a los conquistadores en el Nuevo Mundo se empañaron en hacer creer a los indios que el Alhuen era el diablo.
A la orilla norte del Lago Calafquén, vivía un cacique que tenía una hija llamada Licán Ray, orgullo de la comunidad por su belleza. Había llegado a los quince años y ya tenía muchos pretendientes. Pero su padre los rechazaba a todos, ya que encontraba pobres, los precios ofrecidos por ella. En esa época bajaban los españoles por el río en busca de plata y oro, construían fuertes cerca de las minas para defenderse si venían los indios a maloquear. Licán Ray, acostumbraba a bañarse todas las mañanas en el lago. Un día la sorprendió un capitán español, cuando ella salía de las aguas; semejaba una aparición brillante y coloreada con los primeros rayos del sol. El español se acercó y la muchacha, asustada, quiso huir, pero él le hizo comprender, con las pocas palabras mapuches que sabía, que no intentaba hacerle daño alguno, sino que había llegado ahí atraído por la belleza del paisaje. Para entenderse mejor, trataron mutuamente de enseñarse sus respectivos idiomas y siguieron viéndose todas las mañanas hasta que se dieron cuenta que estaban enamorados. Mientras tanto, el padre de la joven, ignorante de este idilio, había recibido de un cacique, la promesa de una gran dote por su hija y decidió casarla. Un día le comunicó que su boda se efectuaría en la próxima luna llena. La muchacha fue a reunirse con su enamorado y éste le prometió que esa noche huirían. Licán Ray, le advirtió que si eran descubiertos, les esperaba una muerte horrible a los dos. Pero el amor de los enamorados era más fuerte, que el temor a la muerte y decidieron escapar juntos. A orillas del lago se juntaron al anochecer y en una canoa llegaron muy silenciosamente, a una de las islas que parecía engalanada especialmente para su primera noche de amor. Los canelos brillaban como plata a la luz de la luna y sus flores blancas, se balanceaban tenuemente; al fondo el volcán lanzaba fogonazos, que iluminaban por segundos todos el contorno. Los enamorados estuvieron dos días sin encender fuego, hasta que por el intenso frío, al tercer día, prendieron una fogata. Los mapuches los habían buscado por los bosques vecinos; pero al ver el humo en la isla decidieron ir allá. La pareja, temiendo ser descubierta, se había ido a otra de las islas y así recorrieron las siete islas de Calafquén. La leyenda dice, que desaparecieron por el río y, posiblemente llegaron al mar. En las noches de luna llena, los indígenas, dicen ver una pareja de enamorados que huyen en una canoa.
Publicado por JOSE MIGUEL VEGA FRITZ
EL COPIHUE Y LOS ENAMORADOS
Hay una leyenda que explicaría el origen del copihue rojo y que señala que en los bosques del sur vivió una hermosa niña llamada Rayén, la que estaba enamorada de Maitú, el guerrero más valiente de su clan. Ellos estaban comprometidos en matrimonio.Un día, Maitú partió con los hombres a combatir a orillas del río Toltén. Rayén, como siempre, se subía a la araucaria más alta para ver el regreso de su amado. Pero los hombres demoraron todo un día y solo volvieron a la mañana siguiente, y Maitú no regresó.La joven, destrozada, corrió al bosque a llorar su pena y sus lágrimas se convirtieron en flores de sangre que se colgaron en los árboles altos. Estas le dijeron a Rayén: “Nos diste la vida con tu pena; nosotras, junto al bosque, te daremos alegría. Acuéstate”. Rayén les hizo caso y se tendió en una alfombra roja que salió volando por los cielos al encuentro de Maitú. Desde entonces, florecen los copihues recordando el dolor de la muchacha y la valentía del guerrero que luchó hasta morir.
Publicado por: STEFANY SOTO
ALHUE.
Entre los mapuches, alma, fantasma o espectro de los muertos, que permanece junto a ellos hasta su total disolución. Según Aída Kurteff los misioneros que acompañaron a los conquistadores en el Nuevo Mundo se empañaron en hacer creer a los indios que el Alhuen era el diablo.
Publicado por: LUIS OLIVARES
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